El SARS-CoV-2 es el agente patógeno responsable del COVID-19, enfermedad infecciosa que puede evolucionar desde un cuadro viral leve hasta la falla multiorgánica y muerte. Esta enfermedad se caracteriza por tener una tasa de transmisibilidad elevada, lo que ha permitido su diseminación por el mundo. No existen marcadores pronósticos claros que guíen la gravedad del cuadro; no obstante, hay elementos clínicos que podrían considerarse posibles predictores de gravedad. Conocer su estructura viral y patogenia ha posibilitado objetivar los pasos moleculares específicos que pueden ser blancos terapéuticos de variados fármacos, los cuales se mantienen en investigación y marcarán las directrices de futuros protocolos.