Los pacientes críticamente enfermos pueden experimentar a diario situaciones de agitación, dolor y delirium durante su internación en la UCI, las que pueden tener consecuencias a corto y largo plazo. Un abordaje coherente y ordenado ofrece una mejoría en su pronóstico. Una aproximación racional requiere la implementación de una serie de prácticas, idealmente establecidas en protocolos de actuación, que incluyan la utilización de herramientas de valoración de los síntomas, un tratamiento analgésico adecuado, prioritario y titulado, establecer el nivel objetivo de sedación, con la utilización ideal de niveles de sedación superficial, eligiendo el fármaco sedante apropiado, utilizando además estrategias no farmacológicas para el manejo de los síntomas, involucrando a todos los miembros del equipo profesional así como a los familiares asociados activamente en la atención del paciente.
El efecto combinado de estas medidas proporciona la base de un estándar de atención para los pacientes de la UCI, ofreciendo oportunidades para mejorar los cuidados, el confort y los resultados a largo plazo.