Los trastornos del ánimo en el adulto mayor, especialmente aquellos de inicio tardío son difíciles de diferenciar de la demencia en su etapa inicial, dado que existe un traslape sintomático. Esto puede llevar a errar o a retrasar el diagnóstico e impedir la entrega de un tratamiento adecuado. Para el diagnóstico diferencial es fundamental obtener una historia rigurosa tanto del paciente como de la familia, un examen mental y neurológico. Se complementa con un estudio neuropsicológico y con biomarcadores de demencia. Hoy en día se dispone de nuevas técnicas de diagnóstico precoz en la demencia como la volumetría de hipocampos, el PET/CT F18-FDG y PET de amiloide, beta-amiloide y proteína Tau en el LCR, entre otras, que ayudan en casos complejos de diagnóstico diferencial. Este artículo de revisión reúne elementos clínicos y estudios complementarios, con el objetivo de ayudar al psiquiatra en la tarea de diferenciar ambos cuadros.