En diciembre de 2019 se dió a conocer la infección por COVID-19, desde la ciudad de Wuhan en China, extendiéndose por todo el mundo a lo largo de estos últimos meses del año 2020. Los pacientes afectados desarrollan neumonías bilaterales intersticiales que, en algunos casos, evolucionan a formas graves de síndrome de distrés respiratorio, requiriendo por ello ingreso en las Unidades de Cuidados Intensivos, cuya mortalidad se encuentra entre el 20-60%. En estos pacientes críticos, se describe como una de las causas de mal pronóstico la liberación masiva de mediadores proinflamatorios conocida como tormenta de citoquinas, predisponiendo el desarrollo de fracaso multiorgánico. Otro de los marcadores de mal pronóstico estudiado en los pacientes de UCI con infección por COVID-19 es el dímero D. La infección grave se acompaña de alteraciones en los factores de coagulación, asociándose a procesos de coagulación diseminada. Presentamos el caso de un paciente diagnosticado de tromboembolismo pulmonar masivo y fracaso multiorgánico secundario, en contexto de infección grave por COVID-19.