Desde la publicación de las últimas recomendaciones ILCOR del 2005, los cambios más significativos que se han implementado en las del 2010 son los siguientes: valoración del recién nacido mediante 2 características vitales (frecuencia cardiaca y respiración) para decidir inicialmente el siguiente paso en la reanimación; evaluación de la oxigenación mediante monitorización por pulsioximetría (el color no es fiable); inicio de la reanimación con aire en el recién nacido a término en lugar de oxígeno al 100%; uso de mezcladores de oxígeno y aire para administrar oxígeno suplementario en caso de necesidad; controversia en la aspiración endotraqueal en recién nacidos deprimidos con aguas meconiales; la proporción de ventilacióncompresión sigue siendo de 3/1, excepto en la parada cardiorrespiratoria de origen cardiaco, en que se debería considerar una proporción más alta; indicación de hipotermia terapéutica en recién nacidos a término o casi término diagnosticados de encefalopatía hipóxico-isquémica moderada o grave con protocolos y seguimiento coordinados por el sistema regional perinatal (cuidados posreanimación); retraso de al menos 1 min en la ligadura del cordón umbilical de recién nacidos que no requieren reanimación (no existe suficiente evidencia para recomendar un tiempo de ligadura de cordón en aquellos que requieren reanimación), y si no se detecta latido cardiaco después de 10 min de una correcta reanimación, se acepta desde un punto de vista ético, la posibilidad de interrumpir la reanimación, aunque muchos factores contribuyen a la decisión de seguir más allá de 10 min. En determinadas situaciones, no iniciar la reanimación se puede plantear teniendo en cuenta las recomendaciones generales, los resultados propios y la opinión de los padres.
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